Dr. Juan Rafael Quesada Camacho*
“Costa Rica, oh patria de honrados y valientes labradores, ahora te queremos más porque hemos padecido el hambre y la intemperie, las frías lluvias y los ardientes soles, y todo linaje de peligros entre las epidemias y la metralla, por defenderte: sí, te queremos más y pronunciamos tu nombre con orgullo. Esa bandera no es un pedazo de trapo, no: es el lábaro que nos ha guiado siempre a la victoria al grito de “Viva Costa rica y Centro-América, y con esa desgarrada enseña y ese grito volveremos al combate contra cualquiera que ose atentar contra nuestra libertad, y bajo ella venceremos o moriremos por Costa-rica…”
Fuente: Crónica de Costa Rica, 15 de julio, 1857.
* * * * * * * * * *
COSTARRICENSES
“La paz esa paz venturosa que, unida a vuestra laboriosa perseverancia, ha aumentado tanto nuestro crédito, riqueza y felicidad, está pérfidamente amenazada.” [......]
”¡Alerta, pues, costarricenses! No interrumpáis vuestras nobles faenas, pero preparad vuestras armas.
Yo velo por vosotros, bien convencido de que en el instante del peligro apenas retumbe el primer cañonazo de alarma, todos, todos os reuniréis en torno mío, bajo nuestro libre pabellón nacional.
Aquí no encontrarán jamás los invasores, partido, espías ni traidores ¡ay del nacional o extranjero que intentare seducir la inocencia, fomentar discordias o vendernos ¡ Aquí no encontrarán más que hermanos, verdaderos hermanos , resueltos irrevocablemente a defender la patria como a la santa madre de todo cuanto aman y a exterminar hasta el último de sus enemigos.”
Así se expresaba Juan Rafael Mora Porras en lo que se conoce como la primera proclama del 20 de Noviembre de 1855. Y en la segunda proclama del 1 de Marzo de 1856, afirmaba:
“Compatriotas:
¡A las armas ¡ Ha llegado el momento que os anuncié. Marchemos a Nicaragua a destruir esa falange impía que la ha reducido a la más oprobiosa esclavitud. Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos.
No vamos a lidiar por un pedazo de tierra, no por adquirir efímeros poderes, no por alcanzar misérrimas conquistas, ni mucho menos por sacrílegos partidos. No vamos a luchar por redimir a nuestros hermanos de la más inicua tiranía; No, vamos a ayudarlos en la obra fecunda de su regeneración; vamos a decirles: hermanos de Nicaragua, levantaos; aniquilad a vuestros opresores. Aquí venimos a pelear a vuestro lado por vuestra libertad, por vuestra patria.” [......]
Paz, justicia y libertad para todos. Guerra solo a los filibusteros
A la lid, pues, costarricenses. Yo marcho al frente del ejército nacional. Yo, que me regocijo al ver hoy vuestro noble entusiasmo, que me enorgullezco al llamaros mis hijos, quiero compartir siempre con vosotros el peligro y la gloria “
* * * *
El 27 de febrero de 1856, el Congreso de la República autorizo al Presidente para ir a la guerra. Igualmente le otorgó permiso para elevar el ejército de siete mil a nueve mil hombres. Así, en concordancia con lo expresado en la segunda proclama, el 7 de Marzo de 1856, Don Juanito, como muy pronto lo llamaría el pueblo costarricense, se puso al frente de sus tropas, compuestos por soldados profesionales y por campesinos que respondieron a su llamado. También respondieron al llamado a la solidaridad un grupo de más de treinta alemanes, entre ellos el Dr. Carlos Hoffman (nombrado cirujano mayor del ejercito) y el Ingeniero Alejandro Von Bulow, quién dirigió la construcción de trincheras para la defensa de la Ciudad de Rivas, (Revista Costa Rica al Día, # 1, 1935, p 1)
La determinación de Juan Rafael Mora Porras de ir a la guerra fue calificada por sus críticos, como premeditada y peligrosa. Sin embargo, esa firme resolución del gobernante pone de relieve su condición de estadista. En efecto, el estaba bien informado de lo que realmente representaba el filibusterismo, gracias a los comentarios que la prensa de América del Sur y de Cuba hacían acerca de las andanzas del filibustero William Walker en territorios que en ese entonces pertenecían a México y de las implicaciones del “ Destino Manifiesto”, artículos que eran reproducidos por la prensa costarricense. También el Presidente Mora, recibía frecuentemente, valiosos informes del representante de Costa Rica en Washington, Don Luis Molina, que lo alertaban sobre el ambiente favorable a Walker existente en Estados Unidos.
¿ Pero que era realmente el filibusterismo?
EL DESTINO MANIFIESTO AYER
William Walker y sus hombres actuaban impulsadas por el "Destino Manifiesto". Tener presente esto es fundamental, ya que de acuerdo con un reputado historiador del filibusterismo, “tan pronto como los peregrinos llegados de Europa pisaron suelo americano se sintieron impulsados a arrebatar sus tierras a los indios y muchos de estos pagaron con su vida su resistencia al invasor. Había que someter a la naturaleza y a los aborígenes”.
En 1785, John Adams, uno de los llamados padres fundadores de EUA escribía: “No ceso de considerar la fundación de América como un designio de la Providencia concebido con vistas a iluminar y emancipar a la porción de la humanidad que se halla todavía sometida a la esclavitud”.
Esa expansión territorial fue una especie de avalancha que no se detuvo hasta que los pioneros llegaron a las montañas del Pacífico. En 1803 la frontera pasó del Missisipi a las montañas Rocallosas y la siguiente generación la vio distenderse de allí hasta el mar. Un continente entero había sido conquistado, pero el hambre de tierras parecía más grande que nunca. “El primer bocado habíales abierto las ganas de comer”
En consecuencia, la doctrina Monroe (América para los americanos) debe interpretarse como un paso en la elaboración de ese espíritu mesiánico que se sintetizaría en la frase “Destino Manifiesto”, acuñada en 1845 por John L. O´Sullivan. Después de la conquista de Texas por parte de Estados Unidos, (1846-1847), decía ese personaje: “Es nuestro Destino Manifiesto esparcirnos por el continente que nos deparó la Providencia para que en libertad crezcan y se multipliquen anualmente millones y millones de norteamericanos”. Y en 1855 O’ Sullivan precisaba más su pensamiento al afirmar:
“El destino de América es como el báculo de Aarón que se transformó en serpiente para tragarse a todos los demás báculos. De igual manera este país conquistará o se anexará todas las tierras. Es su destino manifiesto. Dadle tiempo para realizarlo. Tragarse cada tantos años una región tan grande como la mayoría de los reinos de Europa es su presente orden de marcha. Un día puede comprarse un bocado suculento, otro hacerse de una provincia en las tierras del interior con solo el incremento natural de su población y otro día puede anexarse tierras y también conquistarlas”
Igualmente, un político sureño, William H. Scott, en 1848, en un discurso pronunciado el Día de Acción de Gracias, llamado Programa de Libertad declaró que “Dios tiene un gran propósito para este continente-para nuestra generación. Como los judíos antes, como los apóstoles, como los reformadores, como nuestros padres de 1776, también somos nosotros, como raza y como nación, un pueblo peculiar llamado al más alto y glorioso destino”.
El filibusterismo fue entonces, el corolario natural de esas ideas. Se trataba de grupos de estadounidenses que organizaban y dirigían, por iniciativa propia, acciones bélicas contra los países con los cuales Estados Unidos estaba en paz. Así, los territorios de Louisiana, Texas y el oeste de la Florida cayeron en manos estadounidenses, gracias, en gran parte, al filibusterismo. Donde el presidente y su gabinete no podían actuar de manera antojadiza, debido fundamentalmente al contrapeso que representaba su rival Inglaterra, la iniciativa privada maniobraba con éxito. “Por tanto, en 1850 Estados Unidos se convirtió en el vivero del filibusterismo, y tanto así que un observador francés de aquellos días manifestó que era casi una institución nacional del pueblo americano” (léase estadounidense)
La tendencia filibustera tenía raíces más hondas en los estados del sur que en otras partes de Estados Unidos, lo que se explica por la existencia ahí del régimen esclavista. Los más destacados filibusteros estadounidenses eran sureños. No obstante, en concordancia con el mesianismo expansionista señalado, “el espíritu filibustero flotaba en el ambiente, y las osadas empresas de conquista parecían contar con las simpatías, en igual grado, de los pioneros californianos, de los llaneros de Texas, de los exiliados políticos de Europa, de los sureños simpatizantes de la esclavitud, y también de los norteños entusiastas del destino manifiesto”. Por eso, la empresa de William Walker, llamado el más grande de los filibusteros de Estados Unidos, agradaba a muchos, además de los partidarios de la esclavitud.
Aunque no cabe en el marco de este trabajo mostrar con detalle el itinerario de Walker, es necesario resaltar que en los primeros meses de 1852 inició su carrera filibustera, cuando expresó que “consideraba lícito seguir despojando a México de sus territorios”. Con el propósito de fundar una colonia para su país en Sonora, el 3 de noviembre de 1853 desembarcó en la Paz (sur de la península) y proclamó la República de Baja California. (Cabe recordar, que en 1847 Estados Unidos se había apoderado de la Alta California).
Las andanzas de Walker terminaron mal debido a la resistencia de las fuerzas militares mexicanas. Sin embargo, sus acciones le valieron el calificativo de “auténtico Napoleón”, en un diario estadounidense. Por su parte, el gobierno de su país mantuvo una conducta ambigua (¿?). Por un lado, condenó a Walker, al considerar que sus actos constituían una violación a “compromisos internacionales” que impedían atacar los territorios de naciones extranjeras”. Incluso lo sometió a juicio, aunque finalmente él y sus secuaces fueron absueltos de todo cargo. Pero, por otro lado, según Alejandro Bolaños, estudioso de William Walker y su obra, la administración del presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, fue cómplice del famoso filibustero.
¿Cómo ocurrió eso?
Según documentación de la época, para los estadounidenses era fundamental asegurarse las comunicaciones con California. Con ese objetivo EUA quería comprar a México 300.000 Km. cuadrados de territorio, pero el General. Santa Ana se negaba a vender. Entonces, a Walker se le permitió proseguir con sus acciones, pues así se presionaba a México para que vendiera. Finalmente, ante la amenaza de una intervención militar estadounidense, el gobierno mexicano se vio obligado a vender 46.000 Km cuadrados, porción de territorio indispensable para el ferrocarril al Pacífico. Una vez que se concretó esa venta, el presidente de EUA lanzó una proclama en la que desautorizaba a Walker (enero de 1854); es decir, una vez que utilizaron los servicios del connotado filibustero, encarnación misma del Destino Manifiesto, los medios oficiales estadounidenses lo repudiaban. De esa manera se trataba de camuflar el expansionismo territorial que impulsó a ese país hasta la concreción del tercer Destino Manifiesto (apoderarse de bases estratégicas en el Pacífico y dominar los pasos del Caribe, entre la costa oriental de EUA y Panamá).
Después del fracaso de la carrera filibustera de Walker en Sonora, este fue motivado, por un socio que tenía intereses en América Central, para que se interesara en la colonización “americana de Nicaragua”. En su criterio esa región aventajaba a esa parte de México en recursos naturales y estaba mejor situada geográficamente, y, en donde las posibilidades de éxito, debido a los desgarramientos internos de Nicaragua, parecían más favorables.
Para comprender aún mejor, el peligro que representaba el filibusterismo, como lo visualizó con claridad meridiana Juan Rafael Mora Porras es necesario tener presente las ideas del mismo Walker presentadas en su libro La Guerra de Nicaragua. Ahí expresaba que esa región estaba poblada por una raza maldita, entiéndase el mestizaje producto de la mezcla de españoles e indígenas. Además, con el fin de proceder a la regeneración de esa región proponía el reestablecimiento de la esclavitud, como efectivamente lo hizo siendo gobernante de Nicaragua. Su propósito era muy claro: “el trabajo de las razas inferiores no puede competir con el de la raza blanca sino se le da un amo blanco para dirigir sus energías......”
Afortunadamente, el pueblo costarricense guiado por gobernantes que respondían exclusivamente a intereses nacionales y centroamericanos supieron comprender en que consistiría la regeneración soñada por William Walker. La historia de esa lucha es bastante conocida, lo fundamental en la actualidad es comprender la relación entre el pasado y el presente.
EL DESTINO MANIFIESTO HOY
En la actualidad, los ideólogos de la Administración estadounidense han afirmado muchas veces que la vocación de su país – el cual es presentado como equivalente "al pueblo elegido" de la Biblia – es "instaurar el Bien en el mundo". Han hablado de las responsabilidades de dirección moral y política que la historia ha querido confiar a Estados Unidos". Desde esa perspectiva, "la historia adopta el papel de Dios y se torna capaz de concebir proyectos. Y su voluntad se manifiesta otorgando a Estados Unidos un poder superior al de cualquier otro país, en este caso, la fuerza se transmuta paulatinamente en derecho". (Tzetan Todorov, El nuevo desorden mundial, Barcelona, Ediciones Península, 2003)
En el conocido documento del 2002 "La estrategia de seguridad nacional", George Walker Bush – el actual presidente de Estados Unidos es pariente lejano de William Walker – ha confirmado su convicción de que su país ha sido escogido por la Providencia para dirigir al mundo, y lograr el "triunfo de la libertad sobre sus enemigos". Con el objetivo de alcanzar ese designio, Estados Unidos debe entonces, pasar de la defensa al ataque (guerra preventiva). Por eso ha afirmado: "Estamos dispuestos a extender la dignidad humana, la libertad de culto y la libertad de conciencia". La consecución de esos "objetivos" justifican el recurso a cualquier medio, en especial a la guerra. En consecuencia, esa hegemonía que actualmente Estados Unidos trata de imponer a nivel planetario, ¿no es una nueva forma del filibusterismo?